Qué cuenta la luna

Quién mira la luna

Inspiraciones


Luna azul

La noche tiene una luna tatuada...

INSTANTES 17:03

Todo ha terminado... qué irónico que algo pueda acabar sin haber iniciado, pero es así. Ayer te vi de pie a un lado de la puerta. Tus maletas también estaban ahí, y parecía que dentro de ellas, entre la ropa que aún tenía impregnado tu perfume, te llevabas mis recuerdos, mis sueños, mis ilusiones y el plan imaginario que mi mente creó acerca de construir una vida a tu lado. Pero no, eso ya no será. Ahora mi futuro es más incierto que nunca, y no puedo pensar en nada, ni en nadie más que en ti.

Ayer saliste de esta casa para no volver más, y hoy te vas para siempre de mi vida. Me dejas sola, con la mirada apagada, con un nudo en la garganta y este enorme vacío en el pecho. Ya ni siquiera puedo llorar, mis ojos se secaron hace tiempo, con todas las lágrimas en tu ausencia derramadas… y tú ni cuenta te dabas.

Quizás fue mi culpa. Pero eso ya no importa. Hoy te vas, y no hay marcha atrás... ya no quiero pensar, ya no quiero saber nada más, ya no quiero sentir... Esto duele. Me pregunto si estoy haciendo lo correcto... y otra vez estoy llorando... El agua está muy caliente... pero así debe ser... Me duele mucho, pero no más de lo que duele tu partida, y el saberte para siempre fuera de mi vida... te he perdido… aunque en realidad nunca te tuve, no como yo quería.

Ayer me abrazaste antes de salir, sé que estuviste a punto de llorar, al igual que yo, aunque por motivos diferentes. Pero al final sonreímos forzadamente, nos despedimos y nos deseamos suerte. Aunque lo único que yo deseaba era besarte y suplicarte que no te fueras, pero para ti soy sólo tu amiga... nada más.

Quise decirte algo más, pero no pude, otra vez no pude, y de cualquier manera, ya era demasiado tarde... ya es demasiado tarde. Tú prometiste volver el próximo verano para visitarme, llamar y escribir con frecuencia, y me hiciste prometer que hoy no te fallaría y que estaría contigo, compartiendo a tu lado un momento tan importante... pero te fallé, y no estoy contigo, estoy aquí, sola...

La verdad, nunca imaginé que el final sería así... y debo reconocerlo, tengo miedo. Ahora el dolor se confunde con escalofríos y mis lágrimas se pierden entre los hilos rojos que se empiezan a disolver en el agua. Siento que voy perdiendo las fuerzas, quizás pronto acabará... tengo mucho frío, aunque el agua sigue tibia.

Todavía hoy por la mañana sentía el aura encantadora de tu presencia, pero tú ya no estabas aquí. Jamás pensé que llegaría el día en que debería amanecer sin ver tu sonrisa, cuando salías de tu recámara con la cara adormilada, y sin disfrutar de lo ameno de tu conversación durante el desayuno... definitivamente ya nada podría ser igual sin ti.

Después, a la hora en que se supone ya debería estarme preparando para ir a celebrar contigo, entré a la recámara que ocupabas... aún se percibía lo mágico de tu aroma, aún estaban presentes tu alegría, tu pasión y tu ternura, tu mal carácter y tus berrinches. Aún quedó huella de tu aire misterioso y rebelde en este lugar. Pero sin duda, la huella más profunda, la única imborrable es la que tú dejaste en mi vida, y en ese mundo imaginario que construí a base de sueños, sueños en los que tú eras mi mundo, donde tú y yo éramos felices.

Fue entonces que me di cuenta de que mi vida estos últimos años no había sido nada más que un sueño, donde todo tenía sentido porque ahí estabas tú, conmigo... pero nunca tuve nada en realidad, más que tu valiosa amistad y este amor que me consumía por dentro, y que debí guardar.

Y fue entonces, al ver que este lugar lucía tan vacío, como se sentía mi corazón sin ti, cuando me di cuenta que para mí ya nada tenía sentido, que la vida sin ti ya no valía la pena. Y así, decidí vivir eternamente en ese mundo de ensueño, donde tú eras sólo para mí y me amabas tanto como yo a ti. Fue entonces cuando decidí dormir para soñar, y no tener que despertar jamás a esta cruel realidad.

En la oscuridad de mis párpados cerrados sólo tu imagen llega a mi mente, con el cabello revuelto, tus labios sensuales, tu sonrisa perfecta, tu mirada de chocolate, tan pícara y traviesa, y esos gestos, a veces tan infantiles, que sólo a ti podrían quedarte tan bien. Me encantaste desde la primera vez que te vi. A primera vista se notaban tu seguridad y tu grandeza, pero después fui descubriendo que también podías ser tan frágil y dulce como un niño pequeño.

Esa ocasión estabas en la universidad leyendo la sección de avisos en el periódico, en busca de un lugar donde vivir. Sin pensarlo dos veces me acerqué a ti, empezamos a hablar y así inició nuestra amistad. Después aceptaste quedarte a vivir en el departamento que mis amigos y yo rentábamos, total, siempre había lugar para uno más.

Y al tenerte ahí cada día, al conocerte y descubrir lo maravilloso de tu persona, poco a poco me fui enamorando cada vez más de ti. No sé si nunca te diste cuenta, o preferiste aparentar que no lo notabas, pero todo este tiempo debí amarte en silencio. Porque desde esa primera vez que te vi, también vi aparecer a tu lado esa mirada color miel que siempre estaba al tanto de ti, escuché aquella voz que te hacía sonreír de esa manera única, vi esos brazos que rodeaban tu cuello para besarte y esa mano que tomaba la tuya para llevarte caminando entre risas y palabras dulces... y son esa mirada, esa voz, esos brazos y esas manos los mismos que ahora te llevan tan lejos de mi...

Ya es demasiado... ¿hasta cuándo va a terminar? ...ya ni siquiera puedo moverme... no puedo mantener los ojos abiertos... ¿qué pasa? ...tengo miedo, ven conmigo, te necesito, no me dejes...

Todo sigue oscuro, y el dolor se fue, ya casi no siento nada, sólo el agua fría que me rodea y una gran pesadez en el cuerpo... creo que ya estoy alucinando, porque a lo lejos me parece escuchar tu voz diciendo mi nombre... siento tu calidez que me abraza... pero no, tú no estás aquí, debes estar feliz en este momento... debe ser un sueño, sólo un sueño y nada más...

Pero no, ahí está otra vez, se percibe lejos, pero es claro lo que dices... “por favor, no te vayas, no me dejes...”, eso escucho... pero si quien me dejó fuiste tú, ¿por qué me dices eso ahora? ¿Dónde estás? Te escucho pero no puedo verte, ven por favor, sácame de aquí...

Siento que mi cuerpo se eleva y cientos de luces brillantes pasan frente a mis ojos, mientras muchas voces se confunden en mi mente... que se detengan por favor, me están mareando...

Parece que ha pasado mucho tiempo. De repente, todo es silencio y oscuridad. Y ahora ahí está tu voz otra vez... “¿Por qué?, ¿Por qué lo hiciste?, ¿Por qué tenía que ser así?”. Siento la calidez de tu mano sobre la mía. No sé si sólo es un sueño, pero se siente tan bien... ¿qué pasa?, ¿estás llorando? No, no llores por favor... todo es mi culpa, deja de llorar mi amor, ahora tú serás feliz como siempre quisiste, y yo me iré feliz al saber que tú lo eres. Pero entiende, sin ti ya no quiero vivir. No llores más, sólo déjame ir y prométeme que serás feliz, y que nunca me olvidarás.

No puedo hablar. Tengo que hacerlo, debo decirte que todo estará bien, no puedo dejarte así. Por fin, reuniendo todas las fuerzas que me quedan, logro abrir los ojos, y ahí estás, mirándome tan profundamente como siempre, justo a mi lado... sonrío al ver lo bien que te quedó ese traje que yo misma te ayudé a elegir... ¿seguiré soñando?

Qué hermoso es despertar y verte, pero no me gusta verte así, hay tristeza y preocupación en tu cara. Y todo por mi causa. Veo tu ropa y está llena de manchas color rojo oscuro. Entonces no fue un sueño la primera vez, sí estabas hablándome, y eras tú quien me abrazaba. Perdóname, arruiné el día más importante de tu vida.

De pronto te das cuenta que te miro y empiezas a hablarme, como si hablándome fueras a lograr que no volviera a dormir. Me gusta escucharte, pero no así, además, ahora soy yo quien debe hablar, pues no me queda mucho tiempo...

Haciendo un gran esfuerzo, logro elevar mi mano hasta tu cara, acaricio con suavidad tu mejilla y deslizo mis dedos hasta tus labios para que dejes de hacerme tantas preguntas, y para que dejes de culparte... “No digas nada por favor”, logro decirte al fin, “nada de esto es tu culpa, yo sola lo hice”.

Antes de decir algo, llamas al médico y le pides a tu eterna compañía que salga de la habitación. Sus ojos de miel te miran angustiados y se va dejándote a solas conmigo. Ahora sostienes mi mano entre las tuyas y me pides que no hable, que no me esfuerce, dices que ya hablaremos cuando esté fuera de ese lugar. Pero cuando esté fuera ya no podré hablarte más, así que debo hacerlo ahora, es ahora o nunca... “Prométeme que serás feliz, y que no me olvidarás”, te pido cuando mi voz está a punto de apagarse... “Seré feliz, te lo prometo, y tú también lo serás, saldremos de esto, ya lo verás”.

Aunque nada cambian tus palabras, me tranquiliza tu compañía, después de todo no será tan trágico el final, ya no estaré sola, porque tú estás aquí, tomando mi mano y mirándome. Es como si un ángel me acompañara estos últimos momentos. Me llevaré grabada la imagen de tu mirada dulce y de esa encantadora sonrisa que acabas de regalarme.

Me miras con ternura, pero la angustia no se separa de ti. No puedo más, debes saberlo... “Te amo”, me animo a decir por fin, pues ya qué puedo perder, “te amo como nunca amé a nadie... perdóname por esto, y por arruinar tu día... y dile que más le vale hacerte muy feliz, o se las verá conmigo”. Sonríes un poco y bajas la mirada mientras sigues sosteniendo mi mano.

Pasan unos segundos y tú no dices nada. Quizás no debí decírtelo, pero no podía más. De pronto, una voz que desconozco se acerca diciendo que ya no hay nada qué hacer, y tú lloras aún más... esa persona se va y tú sigues conmigo, me miras y sigues sin decir nada... Cómo quisiera sentir al menos una vez el sabor de tus labios.

Tomas mi mano y la pones sobre tu mejilla. “Perdóname por hacerte sufrir, perdóname por no darme cuenta de lo que sentías... y perdóname por no decirte que yo sentía lo mismo por ti, pero nunca imaginé que pudieras corresponderme, por eso seguí con mi vida como era hasta entonces”.

Después de unos segundos de silencio, sin decir más, te acercas lentamente a mí, cierras los ojos y un efecto mágico hace que yo haga lo mismo. Y sin saber cómo pasó, tus labios se unen a los míos en un beso dulce que me acaricia con suavidad... Mi sueño se está haciendo realidad... Son apenas unos segundos, pero son los instantes más felices de mi vida, aunque haya llegado justo en el momento final.

Apartas tu rostro del mío y tus labios dejan escapar tu voz, que apenas en un murmullo me dice “Yo también te amo... por favor no me dejes ahora”... Qué irónico que algo pueda iniciar, justo cuando está llegando el final...

Ya no puedo más, lo siento... “Te amo”, alcanzo a decir con las fuerzas que me quedan, “Te amo”, y dejo escapar el último aliento de mi voz... tú me miras, me fascina la profundidad de tu mirada, y aunque no me gusta verte triste, me hace feliz que estés conmigo. Espero que puedas perdonarme.

Vuelves a acercarte y me besas suavemente, apenas tus labios rozan los míos... otra vez tengo mucho frío, pero siento algo cálido dentro de mí, y ya no tengo miedo. Sé que estarás bien, pues tú sí eres muy fuerte, saldrás adelante y serás feliz, estoy segura de ello.

Ahora te acercas y recuestas tu cabeza sobre mi pecho, y me miras mientras tomas mi mano. Ya no llores mi vida, yo me voy amándote y con la dicha de haber tenido tu amor, al menos unos instantes... “Yo también te amo...”, es lo único que alcancé a escuchar cuando tus labios volvían a posarse sobre los míos...

Después, sólo el silencio y la oscuridad...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué patetico, no? Uno pierde una novia (novio en tu caso) pero gana un gran amigo. (Cara de asco.) Y no es que desdeñe la amistad, para nada; pero cuando uno tenía en mente otras planes, bajar de rango es muy doloroso.
Qué extraño que alguien esté pasando casi por lo mismo que yo.
En cuanto a tu escritura puedo decir que hay talento, sólo déjate fluir más sin ser tal lírica, es decir: tan personal; procura la universalidad.

Anónimo dijo...

1. Cada jugador (a) comienza con un listado de 8 cosas sobre sí mismo.
2. Tiene que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
3. Tiene que seleccionar a 8 personas más para invitar a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
4. No olvides dejarles un comentario en sus blogs respectivos de que han sido invitadas a participar, refiriendo al post de tu blog: "El Juego"

Anónimo dijo...

Como digo: no importa el tiempo que dure la relacion, lo importante es disfrutar y vivir cada instante de ella y que despues pase lo que tenga que pasar. Aun que me pesa leer tanto texto, lo leei todo, espero que sigas escribiendo mas Sandy.

Anónimo dijo...

Wow, nenea... trágico, pero genial.

Llegué a tu blog buscando algo sobre el cuneto Miss Algrave, pues lo queria leer.

Si lo tienes por ahi, y quieres compartir con otro escritor, bienvenido sea

Mi mail es altairgauroth@yahoo.com


Mucha suerte, sigue con la mejor terapia.